El tugurio de Zola es m谩s real que la propia vida. El tugurio se convierte en un espejo brutal de la humanidad
Estamos en pleno 2025 y El tugurio de 脡mile Zola vuelve a despertar pasiones, odios y estremecimientos como si el tiempo no hubiera pasado. 馃摉 驴C贸mo es posible que una novela escrita en 1877 siga oliendo a humedad, a ropa mal lavada y a aguardiente barato? La respuesta est谩 en su fuerza descarnada: Zola no escribi贸 literatura, escribi贸 un espejo donde nadie quiere mirarse. Y ah铆 radica su magia y su condena.
Me encuentro con Gervaise, esa mujer que llega a Par铆s cargada de ilusiones, y pronto me arrastra a su miseria. La veo lavando sin descanso, peleando contra un destino que parece burlarse de su ingenuidad. En su lucha, descubro la verdad inc贸moda de la que hablaba Maria Aguilera en el pr贸logo: lo escandaloso no es la indecencia del lenguaje ni la crudeza de las escenas, sino la sensaci贸n insoportable de que esto no es ficci贸n, sino realidad.
El tugurio como agujero negro del alma
La burgues铆a lo tach贸 de indecente, la clase obrera se sinti贸 insultada y, sin embargo, todos lo leyeron. Ese es el poder de un libro que no se limita a contar, sino que obliga a mirar lo que se prefiere ignorar. Zola describe la degradaci贸n como un abismo: cuanto m谩s se intenta trepar, m谩s resbala uno hacia el fango. El tugurio se convierte en un personaje m谩s, un monstruo de ladrillos y humo que devora a quien se atreve a desafiarlo.
鈥Nadie ir谩 m谩s all谩鈥, escribi贸 Emilia Pardo Baz谩n sobre esta novela. Y quiz谩 ten铆a raz贸n. 驴C贸mo superar la crudeza de una mujer hundi茅ndose lentamente mientras el barrio entero bebe para olvidar? El alcohol no es un detalle pintoresco, sino la anestesia de una sociedad cansada de sufrir.
Una traducci贸n con personalidad
Aqu铆 entra en juego Amaya Garc铆a Gallego, la traductora que nos entrega esta edici贸n. Su trayectoria es tan camale贸nica como los autores que ha traducido, desde Balzac hasta Camus, pasando por Maupassant o Dicker. Lo curioso es que, lejos de esconderse, deja una huella que despierta debate.
Un ejemplo: el mote de Gervaise en el original franc茅s es 鈥渓a banban鈥, una palabra que suena ligera y burlona, proveniente de 鈥渂ancal鈥, algo cojo o torcido. Garc铆a Gallego opta por traducirlo como 鈥渃oxcox鈥. Algunos lectores, como la rese帽adora 鈥渘ina鈥, consideran que pierde gracia, que resulta 谩spero, casi impronunciable. Otros, en cambio, valoran la audacia de no dejarlo en franc茅s, de no disfrazar la crudeza. 驴Qu茅 es mejor, la fidelidad al sonido o la incomodidad del apodo reinventado? Ese es el dilema eterno de los traductores: ser invisibles o dejar huella.
El naturalismo como bofetada literaria
Zola no invent贸 el naturalismo, pero lo llev贸 a su extremo. Su saga Los Rougon-Macquart, veinte novelas que retratan el Segundo Imperio franc茅s, es un proyecto literario colosal. En El tugurio, ese naturalismo se siente como un golpe de pu帽o en la mesa. No hay adornos ni sentimentalismo. Hay hambre, hay enfermedad, hay la lenta ca铆da de una mujer que quiso ser feliz y termin贸 atrapada en la ruina.
Lo m谩s perturbador es que, al leerlo, uno siente que est谩 asistiendo a algo inevitable. Como si la fatalidad estuviera escrita desde la primera p谩gina. Ese es el estilo Zola: mostrar c贸mo los engranajes sociales y biol贸gicos aplastan cualquier intento de redenci贸n.
鈥La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.鈥 (Proverbio tradicional)
Zola, escritor y combatiente
Pero el autor no se limit贸 a escribir ficciones sombr铆as. Fue tambi茅n un hombre de combate. Cuando en Francia estall贸 el caso Dreyfus, ese esc谩ndalo judicial donde un militar jud铆o fue acusado falsamente de espionaje, Zola se levant贸 con su famoso 鈥淵o acuso鈥 publicado en los peri贸dicos. Se jug贸 la vida, la reputaci贸n y la fortuna. Lo exiliaron, lo difamaron, y acab贸 muriendo en 1902 en circunstancias sospechosas: oficialmente asfixiado, pero probablemente asesinado al taparle la chimenea.
La paradoja es brutal: el hombre que defendi贸 la justicia con su pluma muri贸 envenenado por la injusticia que combati贸. Y, sin embargo, cuatro a帽os despu茅s de su muerte, Dreyfus fue declarado inocente. La historia, lenta como siempre, acab贸 d谩ndole la raz贸n.
La edici贸n de Trotalibros, un objeto de culto
Hoy, lo que m谩s se comenta en las rese帽as no es solo la novela en s铆, sino la edici贸n de Trotalibros. Mara Vega, una lectora entusiasta, lo explica con detalle: ilustraciones de botellitas al inicio de cada cap铆tulo, notas del editor al final, un pr贸logo brillante. No es un simple libro, es un objeto que se quiere tener en la estanter铆a como quien guarda una reliquia.
Otros, como Cris, celebran que por fin 鈥淟a taberna鈥 鈥攖铆tulo tradicional en castellano鈥 tenga ahora su nombre m谩s crudo y certero: El tugurio. Porque 鈥渢aberna鈥 suena casi entra帽able, mientras que 鈥渢ugurio鈥 golpea con fuerza, como un escupitajo en la cara. No es casualidad que esta nueva edici贸n en digital y papel se haya convertido en un 茅xito de ventas en cuesti贸n de semanas.
Claro que no todo es perfecto: algunos compradores se quejan de problemas de embalaje en Amazon, ediciones da帽adas, esperas interminables para el reembolso. La iron铆a es deliciosa: un libro que retrata la miseria del XIX sigue causando dolores de cabeza log铆sticos en pleno XXI.
El tugurio como espejo atemporal
Lo que m谩s me estremece es c贸mo esta novela, escrita hace siglo y medio, sigue hablando de nosotros. 驴No hay todav铆a barrios donde la pobreza se disfraza de modernidad pero huele a lo mismo? 驴No seguimos anestesiando nuestras derrotas con alcohol, pantallas o cualquier distracci贸n?
Kriparam, otro lector, lo resumi贸 en una rese帽a breve y certera: 鈥淐onmovedora y explicativa de una 茅poca que comunica con las vastedades interiores del ser humano de cualquier 茅poca鈥. Esa es la clave: El tugurio no es solo sobre Par铆s en el XIX, es sobre la fragilidad de todos nosotros en cualquier lugar y momento. Quiz谩 por eso tantos lectores actuales no dudan en recomendar esta edici贸n impecable como la mejor puerta de entrada a Zola.
La incomodidad como herencia
Lo cierto es que esta novela no es amable. No ofrece moralejas dulces ni redenciones heroicas. Es dura, amarga, incluso desagradable. Pero ah铆 radica su grandeza. Como dice un viejo refr谩n:
鈥Quien no soporta la verdad, que no se acerque al espejo.鈥
Y aqu铆 est谩 lo curioso: aun con esa dureza, el lector no suelta el libro. Porque en el fondo sabe que, entre l铆neas, tambi茅n est谩 leyendo su propia vida. No extra帽a que muchos lo definan como un cl谩sico imprescindible, un t铆tulo que no deber铆a faltar en ninguna biblioteca.
驴Ser谩 que seguimos necesitando que Zola nos recuerde la crudeza de la vida? 驴O es que el ser humano, por mucho que avance, nunca deja de fabricar sus propios tugurios? La inc贸gnita queda abierta, como una puerta mal cerrada en un callej贸n h煤medo.