¿Te atreves a entrar en la SIMPLICIDAD? La novela gráfica SIMPLICITY es tan aterradora como seductora
La nueva novela gráfica SIMPLICITY es una bomba visual, una trampa sensorial, un misterio envolvente disfrazado de experimento social. Y por si fuera poco, lleva la firma de Mattie Lubchansky, esa mente deliciosa que ya nos voló la cabeza con Boys Weekend y que ahora, con más color, más rabia y más ternura, nos lanza al abismo emocional de una pregunta devastadora: ¿qué es más importante, la comunidad o el individuo?
El simple hecho de que este relato comience en un bosque con un culto y termine en una confrontación apocalíptica en las Zonas Periféricas ya debería ser suficiente. Pero no te vayas todavía, porque lo que ocurre entre esas dos orillas es una de las travesías más inquietantes, sexys y conmovedoras que se han dibujado en mucho tiempo. SIMPICITY, como sugiere su irónico título, es todo menos sencilla.
Origen: Simplicity by Mattie Lubchansky: 9780593701126 | PenguinRandomHouse.com: Books
Cuando la distopía tiene alma, y colores púrpura que gritan
Hace tiempo que los futuros sombríos dejaron de sorprenderme. Pantallas grises, ciudades en ruinas, héroes cínicos… ya sabes cómo va la cosa. Pero Simplicity me hizo tambalear. Tal vez porque no es un futuro distópico más, sino uno que se siente posible, reconocible, incómodamente cercano. La ciudad de Nueva York ya no es una metrópoli como la que conoces: es un Territorio Administrativo y de Seguridad, una muralla burocrática que intenta contener el caos tras la disolución formal de los Estados Unidos en 2041. Allí vive Lucius Pasternak, un académico meticuloso, tímido, encerrado tanto en su apartamento como en sí mismo.
“El orden también puede ser una jaula disfrazada de rutina.”
Lucius es trans, sí, pero eso no es lo que define esta historia. No hay lecciones ni sermones ni etiquetas de cartón. Hay humanidad. Hay cuerpos que respiran, que tiemblan, que se desean, que se contradicen. Y sobre todo, hay una fuerza narrativa que no necesita explicar su corazón para que lo sientas latiendo. Cuando Lucius acepta el encargo de estudiar a la comunidad de Simplicity, no va como explorador, sino como testigo de su propia transformación.
Un culto, una mujer fascinante y visiones demasiado reales
En Simplicity, una comunidad en apariencia tranquila se asienta sobre las ruinas de un antiguo campamento de verano, rodeada de árboles, rituales raros y silencio espeso. Allí conoce a Amity Crown-Shy, una mujer nacida en el culto, segura de sí misma, luminosa como el primer día de primavera. Amity no necesita imponerse: simplemente es. Y esa naturalidad se convierte en un espejo incómodo para Lucius, que hasta entonces había vivido más como una nota al pie que como un personaje principal.
Pero también hay oscuridad. Y no solo en los símbolos extraños que marcan las paredes del complejo, sino en los sueños y alucinaciones que acechan a Lucius. Una criatura llamada “La Lamentación” aparece entre los árboles, hermosa y monstruosa, como si las pesadillas de David Cronenberg hubieran leído poesía antes de salir a cazar. Y cuando los miembros de la comunidad comienzan a desaparecer, Lucius y Amity se ven obligados a entrar en un bosque que es tanto físico como mental: las Zonas Periféricas, hogar de ricos aislacionistas, fanáticos libertarios y “cosas peores”.
“A veces la amenaza real no es la criatura que te observa, sino lo que estás dispuesto a ignorar para seguir sintiéndote seguro.”
Horror con propósito, sátira con ganas, color con alma
El arte de Lubchansky no solo ilustra. Hipnotiza. Te guía como un hilo de sangre en un pasillo blanco. En Simplicity, cada página está cargada de información oculta: el púrpura anuncia peligro, las cicatrices cuentan historias silenciadas, y la brutalidad no se disfraza con metáforas. Pero también hay humor, erotismo, humanidad. Y una ironía constante que convierte al lector en cómplice. Como si te guiñaran un ojo desde la sombra.
No es casual que autores como Charlie Jane Anders o Kristen Arnett hayan elogiado la obra como una joya. O que se compare su mirada con la de Ursula Le Guin. Mattie Lubchansky no dibuja para pasar el rato. Dibuja para abrir heridas que curan. Para contar lo que muchos sienten y pocos se atreven a decir.
“Simplicity no es una distopía, es un espejo que todavía se empaña”
Lo más inquietante de esta novela gráfica es que, a pesar del horror, o tal vez gracias a él, nunca deja de preguntarte cosas. ¿Dónde estarías tú? ¿Huyendo o quedándote a luchar? ¿Te unirías a la causa o mirarías desde lejos mientras los demás arden? ¿Es el amor un refugio o una distracción? ¿Qué hacer cuando la única salida exige perder el control que tanto te ha costado construir?
Hay algo devastadoramente tierno en Lucius. En su forma de necesitar orden para no romperse. En cómo empieza como un observador y termina como un protagonista que arde, ama, grita, huye, regresa. Y en cómo el lector, sin darse cuenta, pasa de espectador a rehén emocional.
La gran belleza de lo monstruoso
A medida que la historia se adentra en sus capítulos más intensos, uno empieza a entender que Simplicity no trata realmente de monstruos. O no solo. Trata de decisiones. De cómo enfrentamos lo que nos da miedo. De si somos capaces de ver a los demás como algo más que decorado para nuestra narrativa personal. De si ser valiente es quedarse… o escapar.
Y todo esto contado con un arte que parece reírse del fin del mundo mientras lo dibuja con una precisión quirúrgica. Lubchansky se convierte aquí en una especie de Chamán de la distopía gráfica, con el mismo descaro que R. Crumb y la misma lucidez perturbadora de Philip K. Dick.
¿Estamos listos para lo que viene después de Simplicity?
Cuando cierres este libro, si es que puedes cerrarlo sin releer las últimas páginas una y otra vez, vas a quedarte con un zumbido en la cabeza. No un trauma. Más bien una especie de nostalgia por algo que no sabes si pasó o soñaste. Como un verano en el que fuiste feliz en secreto. O una conversación que cambió tu forma de ver el mundo sin que pudieras explicarlo.
“No necesitas entender la verdad para saber que algo es real.”
Puede que Simplicity termine como empieza: con más preguntas que respuestas. Pero eso no es un defecto. Es un regalo. En un mercado saturado de respuestas fáciles, esta novela gráfica apuesta por el misterio, por el dolor que transforma, por la belleza que incomoda. Y, sobre todo, por la idea —tan antigua como poderosa— de que el verdadero enemigo no siempre está fuera, sino en la forma en que aprendimos a sobrevivir.
“Lubchansky nos ofrece un viaje tan delirante como necesario”
“Simplicity es una novela gráfica sobre el miedo… y lo que hay más allá”
“La esperanza es lo que sigue cuando todo lo demás ha fallado.” (Octavia Butler)
“La humanidad no se mide en promesas, sino en sacrificios.” (Refrán anónimo)
Simplicity es la respuesta incómoda a una pregunta que no sabías que te hacías
Una novela gráfica brutal, sensual y profundamente humana
¿Estás dispuesto a cruzar el umbral y descubrir qué queda de ti al otro lado?